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Todo es aprendizaje en nuestras vidas. La respiración misma y el grito inicial, provienen del diseño físico con el que venimos preparados para vivir, para ser. Pero a ese diseño tenemos en un 90% la capacidad de formarlo a voluntad en el transcurrir de la vida.

Muchas personas tenemos problemas para aprender y muchas más para desaprender y reaprender.

Esto es un asunto de salud, vinculado primariamente con la nutrición y será determinante en nuestra salud física y psíquica, que es lo mismo, aunque no parezca igual. Todo es físico, todo se reduce a la materia y a la energía. Y al final todo es energía.

Cuando hablo de nutrición, me refiero, no solo a la ingesta de alimentos, sino a la respiración, la energía vital y la convivencia. Todo ello nos nutre.

Y en la mayor medida, todo depende como te auto diseñas. Como eres. Qué eres, porque lo que quieres esto y no lo otro ¡Cómo respiras! ¡cómo te mueves! ¡cómo piensas!

Eres tu respiración, tu alimentación, tus pensamientos y la energía que vas dejando materializada en la vida.

Así de simple: Te determina el sol, el aire, el agua, el suelo y los frutos que tomas de ellos. Las energías con las que te alimentas. Y de eso se deriva cómo piensas y cómo actúas.

Al final, todo es fisiológico. Y está relacionado con el hipocampo y la amígdala cerebral. Los ejes de nuestras reacciones.

Son el viento y el timón de tu vida. El impulso y la brújula. Y si no sabes a dónde vas, nunca vas a llegar ¡O quizá caigas al primer tropiezo!

Si no dominas tu respiración y tu alimentación, no dominarás ni tu emoción, mucho menos tu acción vital. Y de tu acción vital depende tu salud, tu vida.

¡Equilibrio! Ese es el desafío. El gran desafío que nos lleva a ponernos de pie, razonar, alimentarnos, hacer y ser.

En la evolución humana, esto es determinante: la cultura, la capacidad de generar herramientas, la capacidad de hacer sociedad, la bondad y la abundancia. Y ha sido determinante también en la autodestrucción. La guerra, la avaricia, la estupidez del poder.

Eres tu respiración, tu alimentación y tu pensamiento. Eso determina tu campo energético y con quien te asocias y qué es lo que emociona y determina tu toma de decisiones.

La salud y la vida, es un asunto de decisión, algunas veces la emoción, la pone en peligro.

¿Quién eres tú? ¿Eres emotivo, instintivo, racional? ¿Mantienes en equilibrio esas tres conductas: razón, emoción, instinto?

 

¿Qué es el hipocampo y que es la amígdala cerebral?

El hipocampo deriva de la región medial del telencéfalo, forma parte del sistema límbico. Se trata de un pequeño órgano con una forma curvada y alargada, que se ubica en la parte interior del lóbulo temporal y va desde el hipotálamo hasta la amígdala. Por lo tanto, cada encéfalo tiene dos hipocampos: uno en cada hemisferio del cerebro.

El sistema límbico es aquella parte de nuestro cerebro encargada de regular las respuestas fisiológicas y emocionales de nuestro cuerpo. Las estructuras anatómicas del sistema límbico son las responsables de procesar nuestras emociones y regular nuestra conducta.

¿Cuáles son las funciones del hipocampo? El ser una parte integrante del sistema límbico, hipocampo desempeña un papel vital en el aprendizaje de regulación, la codificación de la memoria, la consolidación de la memoria a corto y largo plazo, y la navegación espacial.

Las lesiones en el hipocampo pueden provocar amnesia anterógrada o retrógrada en la producción y evocación de recuerdos como hemos dicho antes relacionados con la memoria declarativa. … La amnesia anterógrada es una pérdida de memoria que afecta a los acontecimientos ocurridos después de la lesión.

El daño al hipocampo también puede proceder de situaciones de carencia de oxígeno (hipoxia), inflamación del encéfalo (encefalitis) o epilepsia del lóbulo temporal. Las personas que han sufrido un daño extenso en el hipocampo pueden experimentar incapacidad para adquirir o retener nuevos recuerdos (amnesia).

¿Cómo se protege el hipocampo? Mantén un peso saludable. Sea curioso, mueva los ojos, las manos y los pies. Abra sus oídos. Aléjese de la mala voluntad y de la pereza. Planifique y desarrolle innovaciones en todo. Come alimentos que contengan vitamina B12, antioxidantes, ácidos grasos. Y disminuye el estrés. Duerma bien o haga siesta, pero con la petaca vacía.

 

La amígdala cerebral, nuestra defensa emocional

La amígdala cerebral es una estructura cerebral que representa el principal núcleo de control de las emociones básicas, como el miedo, la rabia o el instinto de supervivencia. Es la responsable de las emociones y el hipocampo ayuda con la formación de nuevos recuerdos y las emociones que se relacionan con ellos.

La amígdala es parte del sistema límbico (sistema límbico Parte del cerebro que incluye el tálamo, el hipotálamo y la amígdala cerebral, que regula las emociones, la memoria, el hambre y los instintos sexuales.)

La amígdala contiene receptores tanto para estrógenos como andrógenos y responde a fluctuaciones en los niveles hormonales mediante cambios en su morfología.

Es la estructura más importante dentro del sistema límbico. Es la que guarda y maneja nuestras emociones más irracionales. Es esta parte del cerebro en la que se genera la ‘defensa’ contra los peores sentimientos que tenemos los seres humanos: el miedo, la ira, la tristeza, etc.

El sistema límbico ayuda con las emociones, la memoria y tus reacciones de supervivencia instintivas.

Cuando eso sucede, la médula suprarrenal produce grandes cantidades de adrenalina -la hormona del estrés-, el nivel de azúcar en sangre aumenta, el corazón se acelera y las palmas de las manos empiezan a sudar. En el caso de que la amenaza desaparezca, la hormona tranquilizante endorfina se libera y recorre el cuerpo

La amígdala es, pues, el principal núcleo de control de las emociones y sentimientos en el cerebro, controlando asimismo las respuestas de satisfacción o miedo. Sus conexiones no solo producen una reacción emocional, sino que debido a su vinculación con el lóbulo frontal también permite la inhibición de conductas.

“La amígdala revisa constantemente toda la información que llega al cerebro a través de los distintos sentidos con el fin de detectar rápidamente cualquier cosa que pueda influir en nuestra supervivencia”, Dr. Justin Feinstein.

Perder el control de los niveles de estrés daña la Amígdala cerebral y nos puede llevar al hoyo de la depresión.

 

Cómo vencemos la depresión si tenemos amenazas y creemos que no tenemos recursos para afrontarlas. Ejercicios:

–  Quítese los zapatos ponga los pies en agua 5 minutos, salga al patio, descalzo, colóquese una venda en sus ojos, y comience a andar. Ensaye este ejercicio todos los días hasta que domine su equilibrio y dirección.

– Haga respiraciones antes de caminar. Establezca con claridad el pensamiento a dónde va y por qué va. Y de cómo va a regresar triunfante, resuelva o no, a lo que va.

– Tome un lápiz y un papel, busque una silla y una mesa. Póngase la venda en los ojos y redacte una carta para usted mismo, sin dudar, céntrese en sus pensamientos. Quítese la venda y lea la carta. Dele vuelta a la hoja, y sin venda reescriba la carta. Y guárdela. Y cuando guste vuelva a leerla. Le servirá.

 

¡Y ahora qué!

Ya estamos informados. Esos son dos puntos de apoyo para conducir el barco de nuestra salud. La decisión de ser sanos y felices, o no serlo, depende del equilibrio con que manejemos estos puntos.

Y es tan elemental estimular el equilibrio de ambos puntos. Todo depende de decisiones simples para ser los amos de ellos:

1-Atender nuestra alimentación con una dieta variada y nutritiva, sin exceso de grasas saturadas, rica en frutas y verduras, con más pescado que carne roja.

2-Beber abundante agua. Y líquidos saludables.

3-Hacer ejercicio diario para liberar tensiones.

4-Respirar antes de actuar: levantarnos de la cama o la silla, caminar, comer, hablar, confeccionar, dialogar, etc.

5-Meditar (Hacer meditación como técnica de vida) e interpretar dónde estamos y por qué. Ubicarnos en la realidad con responsabilidad.

 

Paz y bien, con conciencia de vida.                              

Yerbero.hn

One thought on “El hipocampo y la amígdala cerebral son el viento y el timón de tu vida

  • Paula Durán

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